lunes, 28 de enero de 2008

Agujetas de segundo grado

Me susurraste al oído que querías un último beso. Por los viejos tiempos, dijiste. Esos en los que nos licuábamos en fundidos en negro y nuestra piel perfumaba las sábanas y el poco aire que alcanzábamos a inspirar.

Un beso. Sólo un beso.

Y en él, tu lengua ávida de alientos entrecortados, buscó entre mi paladar y mi garganta, se adentró por el esófago, llegó a mi corazón y le clavó las uñas.

Desde entonces no doy opción a las despedidas. Prefiero que me dejen la nota de rigor sobre la mesita de noche. Es más práctico.

4 comentarios:

Tu inquilina dijo...

Prefiero que se despidan con un post it, nunca un ultimo beso que suele ser, por lo general, un ultimo error..tengo por costumbre no dejar que me degarren el corazon repetidas veces..los besos nunca deberian ser "ultimos besos", no deberian tener fecha de caducidad..animos..

sb dijo...

mucho más práctico sin duda, pero también más aburrido ;)

tomatita dijo...

El amarillo-post it sienta fatal, estás convencido de que no prefieres ese beso?

Elenoide dijo...

Los arañazos en el corazón le aportan la belleza de unas manos curtidas por el tiempo y mil vidas...

Un saludo Sr. de Cheshire